Los médicos poseen un conocimiento profundo sobre el tratamiento de enfermedades, sin embargo, en ocasiones, pueden descuidar el aspecto humano de la atención médica. Esto ha llevado al deterioro de la relación médico-paciente, especialmente en comparación con la figura del antiguo médico de familia. En situaciones de enfermedades terminales, la atención se centra principalmente en aspectos biológicos como el control del dolor, mientras que se descuidan las dimensiones psicológicas del sufrimiento.
Definiendo el Sufrimiento
El sufrimiento es un estado de malestar profundo que surge en respuesta a eventos que amenazan la integridad de una persona. Es un fenómeno subjetivo y personal que está intrínsecamente relacionado con el pasado de la persona, sus lazos afectivos, su cultura, roles sociales, necesidades, cuerpo, emociones, vida interior, fantasías y futuro. Todas estas áreas pueden verse afectadas, experimentar pérdidas y, en consecuencia, generar sufrimiento (Fonnegra, I., 2001:116).
Es importante destacar que además del dolor físico, el paciente puede sufrir debido a la falta de validación por parte del médico de sus emociones y su dolor. El sufrimiento también puede manifestarse en forma de tristeza, soledad, rabia, depresión, aflicción, infelicidad y aislamiento.
Restaurando la Atención Médica Personalizada
Es crucial que la atención médica vuelva a ser personal, íntima, informada y adaptada a cada individuo, especialmente cuando se trata de pacientes terminales. El médico debe desempeñar un papel activo en la identificación y mitigación del sufrimiento de sus pacientes.
La labor del médico debe incluir la detección del sufrimiento, darle un nombre y reconocer la necesidad de abordarlo siempre que sea posible. Esto es especialmente importante porque los médicos, en su práctica diaria, se enfrentan a la muerte de los pacientes.
Sin embargo, es evidente que los estudiantes de medicina a menudo reciben una formación centrada en adquirir habilidades técnicas para abordar diversas crisis médicas, pero a menudo se descuida su formación para lidiar con el sufrimiento emocional de los pacientes. Esto se debe en parte a que enfrentar el sufrimiento de un paciente los expone a sus propios temores, vulnerabilidades y limitaciones, que a veces no están reconocidos por ellos mismos.
En algunas ocasiones, los médicos pueden creer erróneamente que para mantener su imagen de omnipotencia, deben ocultar cualquier manifestación de compasión, sensibilidad o tristeza frente a la situación de sus pacientes. La bata blanca, en este contexto, puede convertirse en un símbolo de distancia y una barrera emocional que limita el contacto auténtico con el paciente, limitándose a una atención puramente sintomática.
Empatía: La Clave para Abordar el Sufrimiento
El reconocimiento del sufrimiento ajeno solo requiere empatía, la habilidad de ponerse en el lugar del otro. Para enfrentar el sufrimiento del paciente, es necesario que los médicos reconozcan su propia humanidad y su susceptibilidad al sufrimiento. La intolerancia frente a las manifestaciones de tristeza, llanto o angustia por parte del paciente o sus familiares a veces puede derivar de la propia incapacidad del médico para lidiar con sus propias emociones.
En lugar de medicar al paciente con antidepresivos o sedantes, es fundamental que los médicos muestren cercanía emocional e interés genuino por comprender y compartir el sufrimiento del paciente en ese momento.
La Importancia de la Comunicación
Si un médico observa que su paciente está sufriendo, es fundamental preguntarle directamente qué está experimentando. El paciente, en la mayoría de los casos, es quien mejor puede guiar al médico para comprender su sufrimiento y brindar una atención más efectiva y personalizada. Esta aproximación fortalece la relación médico-paciente y contribuye a una atención integral.
El Desafío de la Medicina Moderna
En la era de la medicina avanzada, es preocupante observar un aumento del sufrimiento en un contexto de atención médica deshumanizada. Los médicos se encuentran a menudo sin el tiempo necesario para escuchar y carecen del apoyo emocional para validar sus propias reacciones ante la muerte de los pacientes.
Es fundamental reevaluar la formación médica y promover la empatía y la comprensión de las dimensiones emocionales y humanas de la atención médica. La atención médica no debe limitarse a abordar los síntomas físicos, sino que debe reconocer y aliviar el sufrimiento del paciente en todas sus formas.
En resumen, el médico debe volver a centrarse en el paciente como un ser humano completo, reconociendo su sufrimiento y trabajando en colaboración con el paciente para abordarlo de manera integral. La compasión, la empatía y la atención personalizada son elementos esenciales para proporcionar una atención médica efectiva y humana, especialmente en casos de enfermedades terminales.
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